En las fiestas de los pueblos palentinos es común
desde hace unas décadas la formación de las denominadas "peñas". Son
agrupaciones de jóvenes y no tan jóvenes que se agencian un pequeño local que
suele ser un pequeño almacén, una cochera o algo así, para decorarlo, colocar
unos asientos y una improvisada barra. Los asientos variaban desde un sofá
viejo hasta una humilde y barata alpaca de paja. Lo importante era crear
sensación de intimidad y camaradería. Solo unos pocos afortunados tenía la
oportunidad de usarlo como punto de encuentro con sus novias sin necesidad de
irse más allá de "los atrases", el límite de lo que marcaba el casco
urbano del pueblo y el campo abierto, pero de eso no disponemos de material
gráfico.
La primera peña de la que yo al menos tenga noticia se llamaba "Peña los
Descarriados", de algunos de sus miembros fundadores adjuntamos la primera
foto. La segunda que se fundó con intención clara de emular y superar a la
primera fue la "Peña el Moco". El nombre se lo puso Carlos Castro
(cofundador de la primera peña) como forma despectiva de denominar al grupo de
menores que ya apuntábamos maneras. Al parecer había por aquellos años una panda
de jóvenes delincuentes que se llamaba la banda del Moco, de ahí devino el
nombre. De la primera peña salieron sin duda hombres probos y temerosos de Dios
que sin duda han triunfado en la vida. De la segunda (adjuntamos la dos
siguientes fotos) ha salido un importante político, un historiador local, una
experta en tormentas metereológicas, una que leyó una lectura delante de Juan
Pablo II, retransmitida a todo el mundo, y otra cuyo marido ha sido atracado
varias veces en el banco donde trabaja... que tampoco es "moco" de
pavo...
