Les recuerdo que en nuestro capítulo anterior sobre la vida del teniente coronel Alberto Castro Girona, lo dejamos justo a la vuelta de su viaje diplomático a Japón en 1940.
En 1999 se desclasificó por la
CIA un documento de excepcional interés donde se expone que el General Castro
Girona fue tentado por otros importantes generales para que encabezase un golpe con el fin de apartar del poder al general Franco, e instaurar un régimen monárquico y
democrático en España. El golpe se planificó entre octubre de 1946 y comienzos de 1947. Castro Girona rechazó el ofrecimiento. A continuación exponemos la sucesión de acontecimientos:
En octubre de 1946 el comandante Juan Castelló, destinado en Sevilla, amigo del antiguo ministro de agricultura de la CEDA, Manuel Giménez Fernández, es el presunto informante, según pensaban los americanos, de reuniones de militares monárquicos españoles. Juan Castelló fue quien informó a un miembro clandestino de Izquierda Republicana en Madrid, quien a su vez informó a un sujeto que informaba a los servicios de espionaje americano en nuestro país. Al parecer Castelló no quiso unirse al plan golpista que le propuso el general Aranda (Antonio Aranda Mata, 1888-1979).
El 24 de octubre de 1946 hubo una reunión de conspiradores monárquicos en la casa de Alfredo Kindelán (1879-1962), brillante aviador militar, declarado donjuanista y antiguo compañero de armas en Marruecos de Castro Girona. El propósito de Kindelán, junto con el exministro franquista de Exteriores, Juan Luis Beigbeder (1888-1957), era intentar contactar con José Giral, presidente del gobierno de la República en el exilio, y perteneciente a la azañista Izquierda Republicana.
Beigbeder, seguramente de entre los generales el mejor amigos de Castro Girona. Fue quien propuso a Castro para encabezar el viaje diplomático a Japón en 1940, cuando Beigbeder era titular de la cartera de Exteriores. Probablemente fue quien propuso a Castro Girona como sucesor de Franco si llegase a triunfar el golpe que se planeaba contra el Caudillo.
A comienzos de noviembre de 1946 llegaron a Madrid el bilaureado general Varela (1891-1951) y el duque de Alba, lo que aumentó los rumores y sospechas de movimientos monárquicos organizados contra Franco. También se pretendió unir a la conjura al general de brigada Heliodoro Tella y Campos (1888-1967), firme donjuanista también. Tella y Cantos llegó incluso a presentarse en la embajada inglesa el día 10 de ese mismo mes, todo esto según los espías americanos. Su propósito era lograr el apoyo británico a un gobierno en el exilio que agrupase a monárquicos y republicanos, con inclusión del Partido Comunista. Tres días antes, según un informante de la CNT amigo de Beigbeder, el propio Beigbeder, el duque de Alba y Kindelán estuvieron reunidos hasta las 4 de la mañana del día 7 al 8 de noviembre. Al parecer Beigbeder proponía la creación de una república sin el dominio de los comunistas. Después de esta reunión tenía la intención de reunirse el 11 de noviembre con Belloi, primer secretario de la Embajada francesa, pero la entrevista se suspendió y se trasladó al domicilio del diplomático francés.
Alfredo Kindelán, padre de la aviación militar española, uno de los cabecillas más importantes de la conspiraciónEl 14 de noviembre Beigbeder, Kindelán y Borbón (sic) se entrevistaron con miembros de Alianza Nacional de Fuerzas Democráticas, estando presentes cenetistas, socialistas y otros partidos republicanos. También estuvieron presentes el teniente coronel republicano Miguel Palacios Martínez (1885-1979), de ideología próxima al anarquismo; y por último el comandante de caballería José María Vázquez López, antiguo asistente de Segismundo Casado López, quien entregara Madrid a las tropas franquistas al finalizar la Guerra Civil.
En un segundo informe de los americanos, solo cuatro días más tarde del anterior, fechado el día 17 de noviembre de 1946, es cuando aparece por primera vez citado el nombre del teniente general Alberto Castro Girona, a quien le proponen los conjurados la jefatura de un directorio militar provisional que sustituyese a Franco, e instaurase un régimen democrático basado en la constitución de 1876. También estaba previsto un referéndum para que los españoles eligiesen entre monarquía y república. El informante sigue siendo un anónimo miembro anarquista de la CNT. Todo este plan contaba con el conocimiento previo de la Embajada británica en Madrid. De este directorio formarían parte Castro, Beigbeder, Kindelán y Varela, donde Beigbeder sería el nuevo ministro de Exteriores.
Al parecer en un principio los generales pensaron en Varela para presidir el directorio, pero ante su indecisión y el hecho de que tuvo que volver al Marruecos español, puesto que era allí el Alto Comisario, decidieron proponer el futuro cargo a Castro Girona. También se estaban barajando los nombres de Antonio Goicoechea Cosculluela (1876-1953), y de José María Gil Robles (1898-1980), ambos claramente partidarios de don Juan de Borbón. A los americanos no se les escapó el hecho de que Goicoechea fuese a Lisboa el 16 a despachar con el pretendiente a la corona para tratar sobre este asunto. También se intentó contactar con el gobierno vasco en el exilio.
Las exigencias republicanas para apoyar el directorio eran muy elevadas; amnistía, reintegro a sus cargos laborales a los represaliados, vuelta de los exiliados, legalización de los partidos, formación de un gobierno de concentración con representantes desde el sector monárquico al comunista, elecciones y un referéndum para elegir entre monarquía y república.
Este proyecto de golpe captó de inmediato el interés británico y americano y los servicios secretos de este último país incluyeron a toda prisa un pequeño y sesgado informe, con errores históricos, redactado por antiguos militares republicanos, donde se explicaba a grandes rasgos quién era el general Alberto Castro Girona, muy desconocido para los americanos. La parte relativa a la relación de Castro con la sustitución de Serrano Súñer y de Varela como ministros en 1942 está mal redactada por los informantes españoles, y fue necesaria aclararla por los americanos, dada su ambigüedad. Parece ser que las fuentes republicanas quisieron resaltar el carácter vacilante e irresoluto de este teniente general en momentos clave, y que no se decidió a participar en el intento de golpe contra Primo de Rivera en 1929, y tampoco lo hizo contra Serrano Súñer, cuando hubo fuertes presiones militares para frenar la influencia de Falange en el gobierno y que acabaron con la destitución de Serrano en 1942 y la dimisión de Varela como ministro del Ejército. Según los informantes alegó razones de edad para no comprometerse al respecto.
Diez días más tarde de este informe los americanos, el 27 de diciembre de 1492, descartan que Castro Girona pretenda participar en esta intentona militar, sin especificar ninguna razón en concreto. Es de suponer que rechazó cualquier ofrecimiento por parte de los generales que estaban en la conjura. En su lugar los conspiradores pensaron en la persona del general Aranda para sustituirle, e incluyen en el complot a Kindelán, Muñoz Grandes, Varela, Juan Vigón, Carlos Asensio Cabanillas y Beigbeder.
General Antonio Aranda, tras la negativa de Castro Girona a encabezar la rebelión militar, fue designado como su hipotético sucesor
Tras la negativa de Castro Girona a participar en la intentona monárquica contra Franco, y su posible sustitución por Aranda, los generales monárquicos, sobre todo Beigbeder, entran en los siguientes meses en un estado de “suspensión” (sic), en lo que se refiere a contactos entre monárquicos y republicanos. Aunque Beigbeder según los americanos se había trasladado durante este tiempo a Portugal para hablar en persona con el pretendiente. En cualquier caso los informes americanos redactados entre finales de diciembre de 1946 y febrero de 1947 dejan claro que salvo los generales, el resto de la oficialidad franquista por debajo del grado de comandante, y que había surgido tras Guerra Civil, era unánimemente franquista. El informante americano señaló que Franco había creado un nuevo grupo de oficiales que se habían beneficiado de unos privilegios a los que no estarían dispuestos a renunciar.
En marzo de 1947 los agentes americanos informan a sus superiores de que Franco estaba ya preparando una ley de sucesión, lo que explica que don Juan ordenase unas semanas antes la suspensión de los contactos con los republicanos por parte de Beigbeder. Al final Franco, ante las presiones de los militares monárquicos, cedió de forma ventajosa para él, y solo en parte, a las demandas de sus colegas, que sin embargo siguieron maquinando contra él durante varios meses.
Por lo que respecta al general Castro Girona, se retiró a su casa y a su ambiente familiar, consciente de que esa aventura que le propuso su amigo Beigbeder no hubiese tenido éxito con toda seguridad. Pero de este periodo entre 1946 y su fallecimiento en 1969 ya hablaremos otro día en otro capítulo.
Sus compañeros que le habían propuesto la intentona fueron adulados por Franco y no sufrieron represión por su atrevimiento, incluso recibieron títulos nobiliarios por parte del Caudillo, en vida unos y de forma póstuma otros. ¿Tuvo intención Franco de reconocer con un título nobiliario a su antiguo jefe y compañero de armas? No se pierdan el último capítulo de su vida, no tiene desperdicio, y sorprenderá, como todo en él…