De mis antepasados sin duda mi favorito es el florentino Francisco del Nero (1460-1517 aprox.). De él hemos hablado varias veces en este blog, ya que es antepasado común de todos los Castros de Autillo.
Francisco del Nero fue mercader, prestamista y diplomático
ocasional en la corte de los Reyes Católicos, además de corregidor en Medina
del Campo, Segovia y Madrid. Ya hemos comentado en este blog que mantuvo
relaciones comerciales con Juanoto Berardi, que era el jefe de Américo Vespucio
y socio aquél de Cristóbal Colón.
Hemos averiguado también que fue quien vendió a la reina Isabel la Católica las ricas pieles y telas con las que la soberana obsequió a los embajadores portugueses que vinieron a firmar el Tratado de Tordesillas, fechado el 7 de junio de 1494. Era costumbre que los monarcas regalasen ricas vestimentas a los embajadores que venían hasta su corte desde lejanas tierras. En este caso Francisco del Nero vendía las pieles de marta que llegaban desde Rusia, y las telas de raso carmesí más caras que vendrían seguramente también de importación.
Por parte de
la legación portuguesa para firmar el célebre Tratado de Tordesillas, vinieron:
Ruy
de Sousa, jefe de la
embajada, señor de Sagres y Berenguel.
Juan
de Sousa, hijo del
anterior y almotacén mayor de Juan II de Portugal.
El
licenciado y magistrado Arias de Almadena,
corregidor de los hechos civiles de la corte de Portugal y su desembargo. Estos
tres del consejo del rey de Portugal.
Como
testigos portugueses vinieron:
Juan
Suárez de Sequeira, Ruy Leme y Duarte
Pacheco, todos continos del rey portugués.
El documento
que se haya en Simancas tiene la siguiente signatura:
CCA,CED,1,54,1
Un resumen simplificado del documento nos dice:
54
La Reina
(Martas telas para regalar)
(al margen
izquierdo: ídem)
Mis contadores mayores, yo os mando que libréis a Francisco del Nero, mi mercader, 222.740 maravedís que
montaron ciertas martas y
raso carmesí que le mandaron proveer para don Ruy de Sosa y a los otros embajadores del
serenísimo rey de Portugal, mi hermano, que convinieron a los precios que aquí
se dirá:
Por ochenta martas cebellinas en razón de cinco doblas
y tres cuartos, que son 460 doblas, que montan 67.900 maravedís y medio.
Por 44 varas y una tercia de raso carmesí, a razón de 1.237, que
monta 54.840 maravedís, que son los dichos 222.640 (sic) maravedís.
Los cuales le libraréis en cualesquier de mis
almojarifazgos, rentas de alcabalas y tercias y otros pechos y derechos de
estos mis reinos y señoríos, del año venidero de noventa y cinco.
(…) en Medina del Campo a 17 de junio de [14]94.