domingo, 11 de julio de 2021

El error najerense

 


Cuando vi este monumento en Nájera, hace como 15-20 años, recuerdo que me chocó y hasta me indigné como autillano. Me pareció injusto que una ciudad con tanto patrimonio histórico del que sentirse orgullosa, tenía que recurrir a un grave error histórico para acrecentar aún más, y sin necesidad, sus glorias pasadas. Recuerdo que pregunté a una joven guía de algún momunento artístico de la localidad si los najerenses se creían ese error histórico, esa supuesta "proclamación" (que no coronación, como consta en el monumento) de Fernando III en Nájera. Le dije que hasta el año 1218 estaba mal en la inscripción del monumento. La joven guía me dijo que en Nájera este tema ni siquiera era tema de discusión y eso me dejó más tranquilo.  Sugiero ver en Wikipedia este artículo sobre Fernando III de castilla, donde comprobaréis que obstinadamente se empecinan en decir que los sucesos de Autillo en realidad sucedieron en Nájera.

Afortunadamente siempre hay alguien con un mínimo de rigor y conocimientos como para ser lo suficientemente imparcial para reconocer la verdad. Se adjunta
el artículo de Antonio M. Pérez Rodríguez, catedrático de Historia en un instituto de Madrid, donde deja perfectamente claras las cosas y las pone en su sitio.

Vamos a los hechos que son los que no mienten:


2.- La Tradición.

Desde la canonización de san Fernando en 1671, viene siendo tradición guardada hasta el día de hoy que, llegado el 1 de mayo de cada año, el Ayuntamiento de Nájera vaya en procesión cívica desde la alcaldía hasta el Campo de San Francisco y allí donde antaño hubo un frondoso olmo y ahora, desde 1843, hay un sobrio monumento—verdad es que bastante maltrecho y ninguneado—, un edil recuerde que en ese día del año del Señor de 1218, y en ese mismo lugar, el concejo y el pueblo de Nájera aclamaron y acataron como su rey al rey de Castilla Fernando III, y se renueve la aclamación y el acatamiento.

La costumbre nace de una disposición político-religiosa, contemporánea de la canonización, que ordenaba que, para celebrarla debidamente, aquellos lugares que fueron escenario de la vida del santo organizasen actos cívico-religiosos que lo recordaran.

En Nájera los actos de 1671 se conviertieronn en solemnidad anual. El modelo pudo muy bien ser la procesión cívica con la que el concejo najerino rendía homenaje a uno de los más famosos gobernadores de la ciudad, don Diego López de Haro el Bueno.

Nada tiene de extraño que en 1843 se adornara el paraje que fue escenario de los hechos recordados, con el monumento que aún, más mal que bien, se conserva. Los Liberales que le devolvieron al Pueblo Español la Soberanía Nacional en la Constitución de 1812, intentaron devolverle también su Historia Común, subrayando sobre todo aquellos hechos gloriosos que habían sido un hito en la conquista de su libertad. ¡Ojo al dato que es importante! El Liberalismo najerino de 1843 consideraba el 1 de mayo de 1218 como una fecha señalada en la historia de la consecución de las libertades públicas. Ya veremos con qué fundamento.

Pero no nos desviemos del asunto. Dejemos bien claras las cosas. El pueblo de Nájera aclamó como su rey al rey de Castilla Fernando III, el 1 de mayo de 1218. Eso es lo que dice la tradición y la inscripción del monumento conmemorativo.


3.- Rodrigo Jiménez de Rada nos cuenta cómo sucedieron los hechos.

Pocas cosas más fatigosas que releer a los cronistas locales cuando se intenta dilucidar el verdadero pasado de Nájera. Tales muñidores de historias no manejan las fuentes ni leen los documentos. Consiguen un amasijo informe de noticias contradictorias a base de, sin crítica alguna, citarse los unos a los otros y de citar los unos y los otros a los que les precedieron en el uso del mismo infernal método.

Con Internet no hemos adelantado mucho. A cualquiera que busque allí noticias sobre “proclamación de San Fernando en Nájera” le va a ocurrir que en aquello que encuentre va a estar confundido, como poco, el 1 de julio de 1217 con el 1 de mayo de 1218, y Nájera con Autillo de Campos (Palencia) y con Valladolid.

Por fortuna tenemos el testimonio de un contemporáneo que nos cuenta lo que sucedió. Me refiero a Rodrigo Jiménez de Rada (Puente la Reina. Navarra, 1170 – El río Ródano. Francia, 10 de junio de 1247) y a su obra De rebus Hispanie (continuaba escribiéndola en 1241 – 1242). En los nueve primeros capítulos del último libro de su obra, el noveno, encontramos la narración de los hechos que nos interesan.

3.1.-Octubre de 1214.

Comienza explicándonos los comienzos del reinado de Enrique I de Castilla (1214 – 1217), niño de 11 años, heredero de Alfonso VIII, a la muerte de éste en Gutierre-Muñoz (Ávila), la noche del 5 al 6 de octubre de 1214. La tutela de rey niño y la regencia del reino quedaron en manos de doña Berenguela, su hermana.

3.2.-Primavera de 1215.

Los condes Fernando, Álvaro y Gonzalo, los Núñez de Lara, consiguieron la tutela del rey niño para Álvaro Núñez de Lara y que Doña Berenguela tuviera que refugiarse, protegida por Gonzalo Ruiz, un noble leal, en Autillo de Campos (Palencia).

En el caso de doña Berenguela volvían a tener éxito los argumentos machistas que se repitieron a la hora de arruinarle el reinado a doña Urraca, la heredera de Alfonso VI: una mujer no podía estar a la altura de las recias exigencias del reino. María de Molina volvería a sufrirlos.

3.3.-Hacia marzo de 1216.

El comportamiento prepotente de Álvaro Núñez de Lara hizo que nobles tan importantes como Lope Díaz II de Haro (Cabeza Brava), Gonzalo Ruiz y sus hermanos, Rodrigo Ruiz y Álvaro Díaz de los Cameros, Alfonso Téllez de Meneses y otros nobles se pusiesen de parte de doña Berenguela.

3.4.-Junio de 1217.

A primeros de junio del año siguiente, en Palencia, por accidente, resultó gravemente herido el rey Enrique I de Castilla que murió, pocos días después, el 6 de junio de 1217. Desde Autillo de Campos, doña Berenguela envía a Gonzalo Ruiz y a Lope Díaz de Haro—que no está en Nájera, sino cerca de doña Berenguela— a Toro para que le traigan al infante don Fernando, su hijo, que está allá con su padre, Alfonso IX de León, sin que éste sospeche nada. Doña Berenguela maquina convertir a su hijo Fernando en el único heredero de las dos coronas, la de Castilla ahora y la de León después de la muerte de su padre.

Reunidos madre e hijo, los nobles partidarios de ambos intentan llegar a un pacto con Álvaro Núñez de Lara que reclama la tutela de don Fernando en las mismas condiciones en las que tenía la de Enrique I. No hay acuerdo y Álvaro Núñez de Lara, abandonado por todos, se refugia en la corte de León. En contra de doña Berenguela no sólo están los Núñez de Lara sino también el rey de León que, para su beneficio, quiere controlar él también la situación de interregno de Castilla. Doña Berenguela y sus partidarios no ven otra salida que refugiarse en Valladolid.

3.5.-1 de julio – 20 de septiembre de 1217.

Y en Valladolid, doña Berenguela logra, en poco menos de un mes (junio de 1217), ser reconocida como la heredera legal del Reino de Castilla, pero inmediatamente abdica en su hijo Fernando, de 18 años, que es proclamado y acatado como rey de Castilla el 1 de julio de 1217.

Su padre el rey Alfonso IX de León, instigado por Álvaro Núñez de Lara, invade Castilla e intenta tomar Burgos—defendido entre otros por Lope Díaz de Haro—, pero comprueba que Castilla no permite ser ocupada por nadie y vuelve a su corte.

Doña Berenguela dispone el entierro del cadáver del rey Enrique en Las Huelgas y sus leales arrebatan Lerma y Lara a Álvaro Núñez. Se dirige la corte de doña Berenguela a Burgos y nos cuenta Rodrigo Jiménez de Rada el recibimiento que allí le hicieron y que, según se comprueba en su relato, fue muy semejante al que recibieron antes y después en otros lugares, entre ellos la zona de Nájera:

“Volviendo desde allí a la ciudad de Burgos, fueron recibidos con todos los honores y en procesión por el obispo, el clero y el pueblo, regocijados todos porque libres de sus enemigos, habían quedado bajo el poder de su señora natural.”

Lo subrayado explica por qué los liberales najerinos erigieron en 1843 el monumento conmemorativo. Se trataba de recordar un hecho que era un hito en la historia de las libertades ciudadanas.

Desde Burgos, el rey, su madre y sus partidarios se dirigen a la zona de Belorado y Nájera. Dice el texto:“ Y por consejo de los nobles que los acompañaban se dirigieron a la zona de Belorado y NÁJERA, y tras hacerse cargo de ellas , que sus habitantes les entregaron con sumo gusto, volvieron de nuevo a Burgos; pues no pudieron debelar, por sus grandes defensas, las fortalezas que ocupaba el conde Gonzalo Núñez [de Lara].” 

Luego, efectivamente, entre mediados de julio y mediados de setiembre de 1217, doña Berenguela y don Fernando reciben personalmente el homenaje del pueblo de Nájera, pero sus dos castillos están en poder de los Lara.

La represalia de los Lara no se hace esperar, y en una tremenda expedición de castigo, “arremetiendo como enemigos contra Belorado, no respetaron ni la edad ni el sexo, sino que lo aniquilaron todo a sangre y fuego…”

El miércoles 20 de septiembre de 1217, en un golpe de suerte, es cogido prisionero, de forma no muy gloriosa, Álvaro Núñez de Lara.


3.6.-20 de septiembre de 1217 – 26 de agosto de 1218.

Álvaro Núñez de Lara es encarcelado en Valladolid y:

“ Habiéndose deliberado allí largamente para encontrar una solución, se llegó a un acuerdo por el que el conde Álvaro devolvería todos los castillos que ocupaba, esto es, Cañete, Alarcón, Amaya, Tariego, Cerezo, Villafranca, la torre de Belorado, NÁJERA y Pancorvo, y una vez entregados estos, sería liberado.”

La libertad no sería plena hasta que pasasen a manos del rey de Castilla las fortalezas de Castrojeriz y Orcejón en posesión de su hermano Fernando. La situación se le complica a Álvaro Núñez de Lara ya que su hermano Fernando rinde al rey esas fortalezas a cambio de seguir manteniéndolas en su poder como leal vasallo suyo.

Es muy posible que, como quiere la tradición y el monumento conmemorativo, Nájera celebrase el haber quedado enteramente libre del poder de los Lara y la vuelta al dominio de Lope de Haro y del rey Fernando III de Castilla un 1 de mayo de 1218.

Los Lara vuelven a la carga apoyados por el rey de León, pero Álvaro Núñez de Lara cae gravemente enfermo y Fernando III llega a un compromiso con su padre, el rey de León, en Toro, el 26 de agosto de 1218. Álvaro Núñez de Lara acudirá allí a morir en fechas no muy posteriores. Su hermano Fernando se refugió en Marrakech donde murió un poco después.

La rebelión de los Lara había terminado en un rotundo fracaso. Los planes de doña Berenguela tendrán un éxito completo. La inteligencia, la intuición del futuro y la voluntad férrea de una mujer desbarataron la corta ambición de unos obtusos señores de la guerra que políticamente no veían más allá de sus narices.

Autillo de Campos, la Celestina, el Quijote y Colón. Cosas en común

 Si miramos los escudos que hay en el crucero de la iglesia de Autillo, veremos bien destacado el escudo de la Casa de Alba, unos cuadradito...