Cuando vi este monumento en Nájera, hace como 15-20
años, recuerdo que me chocó y hasta me indigné como autillano. Me pareció
injusto que una ciudad con tanto patrimonio histórico del que sentirse
orgullosa, tenía que recurrir a un grave error histórico para acrecentar aún
más, y sin necesidad, sus glorias pasadas. Recuerdo que pregunté a una joven
guía de algún momunento artístico de la localidad si los najerenses se creían
ese error histórico, esa supuesta "proclamación" (que no coronación,
como consta en el monumento) de Fernando III en Nájera. Le dije que hasta el
año 1218 estaba mal en la inscripción del monumento. La joven guía me dijo que
en Nájera este tema ni siquiera era tema de discusión y eso me dejó más
tranquilo. Sugiero ver en Wikipedia este artículo sobre Fernando III de castilla, donde comprobaréis que obstinadamente se empecinan en decir que los
sucesos de Autillo en realidad sucedieron en Nájera.
Afortunadamente siempre hay alguien con un mínimo de rigor y conocimientos como
para ser lo suficientemente imparcial para reconocer la verdad. Se adjunta el artículo de Antonio M. Pérez Rodríguez, catedrático de Historia en un instituto de Madrid, donde deja
perfectamente claras las cosas y las pone en su sitio.
Vamos a los hechos que son los que no mienten:
2.- La Tradición.
Desde la canonización de san Fernando en 1671, viene siendo tradición guardada
hasta el día de hoy que, llegado el 1 de mayo de cada año, el Ayuntamiento de Nájera
vaya en procesión cívica desde la alcaldía hasta el Campo de San Francisco y
allí donde antaño hubo un frondoso olmo y ahora, desde 1843, hay un sobrio
monumento—verdad es que bastante maltrecho y ninguneado—, un edil recuerde que
en ese día del año del Señor de 1218, y en ese mismo lugar, el concejo y el
pueblo de Nájera aclamaron y acataron como su rey al rey de Castilla Fernando
III, y se renueve la aclamación y el acatamiento.
La costumbre nace de una disposición político-religiosa, contemporánea de la
canonización, que ordenaba que, para celebrarla debidamente, aquellos lugares
que fueron escenario de la vida del santo organizasen actos cívico-religiosos
que lo recordaran.
En Nájera los actos de 1671 se conviertieronn en solemnidad anual. El modelo
pudo muy bien ser la procesión cívica con la que el concejo najerino rendía
homenaje a uno de los más famosos gobernadores de la ciudad, don Diego López de
Haro el Bueno.
Nada tiene de extraño que en 1843 se adornara el paraje que fue escenario de los
hechos recordados, con el monumento que aún, más mal que bien, se conserva. Los
Liberales que le devolvieron al Pueblo Español la Soberanía Nacional en la
Constitución de 1812, intentaron devolverle también su Historia Común,
subrayando sobre todo aquellos hechos gloriosos que habían sido un hito en la
conquista de su libertad. ¡Ojo al dato que es importante! El Liberalismo
najerino de 1843 consideraba el 1 de mayo de 1218 como una fecha señalada en la
historia de la consecución de las libertades públicas. Ya veremos con qué
fundamento.
Pero no nos desviemos del asunto. Dejemos bien claras las cosas. El pueblo de
Nájera aclamó como su rey al rey de Castilla Fernando III, el 1 de mayo de
1218. Eso es lo que dice la tradición y la inscripción del monumento conmemorativo.
3.- Rodrigo Jiménez de Rada nos cuenta cómo sucedieron los hechos.
Pocas cosas más fatigosas que releer a los cronistas locales cuando se intenta
dilucidar el verdadero pasado de Nájera. Tales muñidores de historias no
manejan las fuentes ni leen los documentos. Consiguen un amasijo informe de
noticias contradictorias a base de, sin crítica alguna, citarse los unos a los
otros y de citar los unos y los otros a los que les precedieron en el uso del
mismo infernal método.
Con Internet no hemos adelantado mucho. A cualquiera que busque allí noticias
sobre “proclamación de San Fernando en Nájera” le va a ocurrir que en aquello
que encuentre va a estar confundido, como poco, el 1 de julio de 1217 con el 1
de mayo de 1218, y Nájera con Autillo de Campos (Palencia) y con Valladolid.
Por fortuna tenemos el testimonio de un contemporáneo que nos cuenta lo que
sucedió. Me refiero a Rodrigo Jiménez de Rada (Puente la Reina. Navarra, 1170 –
El río Ródano. Francia, 10 de junio de 1247) y a su obra De rebus Hispanie
(continuaba escribiéndola en 1241 – 1242). En los nueve primeros capítulos del
último libro de su obra, el noveno, encontramos la narración de los hechos que
nos interesan.
3.1.-Octubre de 1214.
Comienza explicándonos los comienzos del reinado de Enrique I de Castilla (1214
– 1217), niño de 11 años, heredero de Alfonso VIII, a la muerte de éste en
Gutierre-Muñoz (Ávila), la noche del 5 al 6 de octubre de 1214. La tutela de
rey niño y la regencia del reino quedaron en manos de doña Berenguela, su
hermana.
3.2.-Primavera de 1215.
Los condes Fernando, Álvaro y Gonzalo, los Núñez de Lara, consiguieron la
tutela del rey niño para Álvaro Núñez de Lara y que Doña Berenguela tuviera que
refugiarse, protegida por Gonzalo Ruiz, un noble leal, en Autillo de Campos
(Palencia).
En el caso de doña Berenguela volvían a tener éxito los argumentos machistas
que se repitieron a la hora de arruinarle el reinado a doña Urraca, la heredera
de Alfonso VI: una mujer no podía estar a la altura de las recias exigencias
del reino. María de Molina volvería a sufrirlos.
3.3.-Hacia marzo de 1216.
El comportamiento prepotente de Álvaro Núñez de Lara hizo que nobles tan
importantes como Lope Díaz II de Haro (Cabeza Brava), Gonzalo Ruiz y sus
hermanos, Rodrigo Ruiz y Álvaro Díaz de los Cameros, Alfonso Téllez de Meneses
y otros nobles se pusiesen de parte de doña Berenguela.
3.4.-Junio de 1217.
A primeros de junio del año siguiente, en Palencia, por accidente, resultó
gravemente herido el rey Enrique I de Castilla que murió, pocos días después,
el 6 de junio de 1217. Desde Autillo de Campos, doña Berenguela envía a Gonzalo
Ruiz y a Lope Díaz de Haro—que no está en Nájera, sino cerca de doña
Berenguela— a Toro para que le traigan al infante don Fernando, su hijo, que está
allá con su padre, Alfonso IX de León, sin que éste sospeche nada. Doña
Berenguela maquina convertir a su hijo Fernando en el único heredero de las dos
coronas, la de Castilla ahora y la de León después de la muerte de su padre.
Reunidos madre e hijo, los nobles partidarios de ambos intentan llegar a un
pacto con Álvaro Núñez de Lara que reclama la tutela de don Fernando en las
mismas condiciones en las que tenía la de Enrique I. No hay acuerdo y Álvaro
Núñez de Lara, abandonado por todos, se refugia en la corte de León. En contra
de doña Berenguela no sólo están los Núñez de Lara sino también el rey de León
que, para su beneficio, quiere controlar él también la situación de interregno
de Castilla. Doña Berenguela y sus partidarios no ven otra salida que refugiarse
en Valladolid.
3.5.-1 de julio – 20 de septiembre de 1217.
Y en Valladolid, doña Berenguela logra, en poco menos de un mes (junio de
1217), ser reconocida como la heredera legal del Reino de Castilla, pero
inmediatamente abdica en su hijo Fernando, de 18 años, que es proclamado y
acatado como rey de Castilla el 1 de julio de 1217.
Su padre el rey Alfonso IX de León, instigado por Álvaro Núñez de Lara, invade
Castilla e intenta tomar Burgos—defendido entre otros por Lope Díaz de Haro—,
pero comprueba que Castilla no permite ser ocupada por nadie y vuelve a su
corte.
Doña Berenguela dispone el entierro del cadáver del rey Enrique en Las Huelgas
y sus leales arrebatan Lerma y Lara a Álvaro Núñez. Se dirige la corte de doña
Berenguela a Burgos y nos cuenta Rodrigo Jiménez de Rada el recibimiento que
allí le hicieron y que, según se comprueba en su relato, fue muy semejante al
que recibieron antes y después en otros lugares, entre ellos la zona de Nájera:
“Volviendo desde allí a la ciudad de Burgos, fueron recibidos con todos los
honores y en procesión por el obispo, el clero y el pueblo, regocijados todos
porque libres de sus enemigos, habían quedado bajo el poder de su señora
natural.”
Lo subrayado explica por qué los liberales najerinos erigieron en 1843 el
monumento conmemorativo. Se trataba de recordar un hecho que era un hito en la
historia de las libertades ciudadanas.
Desde Burgos, el rey, su madre y sus partidarios se dirigen a la zona de
Belorado y Nájera. Dice el texto:“ Y por consejo de los nobles que los
acompañaban se dirigieron a la zona de Belorado y NÁJERA, y tras hacerse cargo
de ellas , que sus habitantes les entregaron con sumo gusto, volvieron de nuevo
a Burgos; pues no pudieron debelar, por sus grandes defensas, las fortalezas que
ocupaba el conde Gonzalo Núñez [de Lara].”
Luego, efectivamente, entre mediados de julio y mediados de setiembre de 1217,
doña Berenguela y don Fernando reciben personalmente el homenaje del pueblo de
Nájera, pero sus dos castillos están en poder de los Lara.
La represalia de los Lara no se hace esperar, y en una tremenda expedición de
castigo, “arremetiendo como enemigos contra Belorado, no respetaron ni la edad
ni el sexo, sino que lo aniquilaron todo a sangre y fuego…”
El miércoles 20 de septiembre de 1217, en un golpe de suerte, es cogido
prisionero, de forma no muy gloriosa, Álvaro Núñez de Lara.
3.6.-20 de septiembre de 1217 – 26 de agosto de 1218.
Álvaro Núñez de Lara es encarcelado en Valladolid y:
“ Habiéndose deliberado allí largamente para encontrar una solución, se llegó a
un acuerdo por el que el conde Álvaro devolvería todos los castillos que
ocupaba, esto es, Cañete, Alarcón, Amaya, Tariego, Cerezo, Villafranca, la
torre de Belorado, NÁJERA y Pancorvo, y una vez entregados estos, sería
liberado.”
La libertad no sería plena hasta que pasasen a manos del rey de Castilla las
fortalezas de Castrojeriz y Orcejón en posesión de su hermano Fernando. La
situación se le complica a Álvaro Núñez de Lara ya que su hermano Fernando
rinde al rey esas fortalezas a cambio de seguir manteniéndolas en su poder como
leal vasallo suyo.
Es muy posible que, como quiere la tradición y el monumento conmemorativo,
Nájera celebrase el haber quedado enteramente libre del poder de los Lara y la
vuelta al dominio de Lope de Haro y del rey Fernando III de Castilla un 1 de
mayo de 1218.
Los Lara vuelven a la carga apoyados por el rey de León, pero Álvaro Núñez de
Lara cae gravemente enfermo y Fernando III llega a un compromiso con su padre,
el rey de León, en Toro, el 26 de agosto de 1218. Álvaro Núñez de Lara acudirá
allí a morir en fechas no muy posteriores. Su hermano Fernando se refugió en
Marrakech donde murió un poco después.
La rebelión de los Lara había terminado en un rotundo fracaso. Los planes de
doña Berenguela tendrán un éxito completo. La inteligencia, la intuición del
futuro y la voluntad férrea de una mujer desbarataron la corta ambición de unos
obtusos señores de la guerra que políticamente no veían más allá de sus
narices.