Inscripción sobre los fundadores de la capilla del Rosario,
antepasados de los Olaso de Paredes.
Hoy hablaremos de los Olaso de Paredes de nava,
antepasados de los Castros de Autillo. Como ya dijimos en su día, todos los
Castros de Autillo provienen de Fuentes de Nava, a solo 4 km de Autillo, cuando
un varón de este apellido se traslada a vivir a Autillo en el siglo XVIII. Juan
Manuel de Castro Urbón (1765-1809) fue antepasado cumún de todos estos Castros
autillanos y era hijo de una paredeña llamada María Antonia Urbón Olaso
(1739-1801), hija a su vez de doña Josefa Gabriela Olaso de la Torre (n. 1714).
Fue este título de "doña" el que me llamó la atención y el que me
indicó que esta dama tenía que ser en este época necesariamente hidalga, y por
tanto si seguía su rastro quizás me podría llevar una agradable sorpresa, como
así fue.
Antes de trasladarme al archivo parroquial de Paredes de Nava, tuve la
ocurrencia de consultar en la guía telefónica si quedaba alguien con este
apellido en el pueblo. Pude comprobar que era un apellido casi en extinción en
el pueblo y telefoneé al único nombre que allí vi: Alicia Olaso. Ella me dijo que
sabía que la familia Olaso tenía capilla propia y escudos en la capilla del
Rosario de la iglesia de Santa Eulalia de Paredes de Nava. Era una magnífica
pista que había seguir.
Investigué en el archivo parroquial y averigué que esta doña Josefa Olaso descendía
de Bartolomé de Olaso Valdespina, nieto materno de Bartolomé de Valdespina y
Gata, para cuyo entierro y sus sucesores se fundó la capilla por mandato de su
hijo que fue inquisidor en Lima y en México y allí falleció. Bartolomé de Olaso
Valdespina se trasladó a Lima (Perú) al servicio de su tío el inquisidor cuando
solamente tenía 13 años y retornó a España donde se casó con María Martínez.
Aquella doña Josefa era nieta de una del Nero de Medina de Rioseco, familia
hidalga de la que ya hemos hablado largamente en este mismo blog.
Todos los Olaso de Paredes de Nava descienden de dos hermanos, Luis y Francisco
que vinieron a vivir a Paredes en la primera mitad del siglo XVI, como
servidores del conde de Paredes. Los Castros de Autillo descienden de Francisco
Olaso. El padre de ambos hermanos fue Francisco de Olaso, casado con Inés de
Soto. De él sabemos que vivió al servicio de los condes de Paredes. Según el
pleito de hidalguía que se sentenció en 1558 a favor de sus hijos Luis y
Francisco, este Francisco vivió algunos pocos años, dos o tres, en Paredes de
Nava y de allí fue a Villapalacios (cabeza del señorío de las cinco villas de
Alacaraz, Albacete, del señorío de los condes de Paredes) y vivió también
algunos años en La Alhambra (Albacete) . En Villapalacios ejerció de alcaide de
su fortaleza durante unos 20 años hasta que falleció. Según los testigos
presentados por el concejo de Paredes, vino de mozo a Paredes donde ejerció
ciertos cargos y oficios bajos al servicio del conde, y allí nunca tuvo casa
propia y siempre vivió en casa de su cuñado, Diego de Soto.
Entrada de la capilla del Rosario en
Santa Eulalia (Paredes de Nava), en cuyo interior se aprecia, entre otros de su
familia, los escudos de la familia Olaso, que es en campo de oro cinco panelas
(hojas) de sinople (verde).
Hasta aquí está bien documentado esta familia, pero el
padre de este último constituye un auténtica incógnita. Según el pleito de
hidalguía que promovieron sus nietos Luis y Francisco de Olaso, fianalizado en
1558, nació en Olaso (Elgóibar, Guipúzcoa). De allí marchó hacia Cirueña (a dos
leguas de Santo de la Calzada, La Rioja), participó en las guerras de Granada y
nunca más volvió a su pueblo natal. En dicho pleito un testigo hiadalgo de unos
80 años de edad, del apellido Olaso y vecino de Elgóibar, dijo no saber nada de
esta persona aunque había oído decir que una persona de su apellido fue de mozo
a Castilla y participó en la guerra de Granada. Otra testigo de esa localidad,
freira en San Bartolomé de Olaso, extramuros de Elgóibar, llamada Berenguela de
Olaso y nieta del señor de Olaso, oyó contar la misma historia, y que dicho
caballero se llamaba Francisco y se fue a vivir a Santo Domingo de la Calzada,
y ella deducía que se debía tratar de un hijo de Juan López de Olaso (de
Gamboa), que sabemos falleció en 1516, y fue esposo de María López (de Gamboa).
Este Juan López fue señor de Olaso. Estos testimonios deben ponerse en
cuarentena, ya que los contendientes había comprado testigos falsos en un
juicio anterior para demostrar su linaje, y porque ninguno de estos dos nuevos
testigos conocieron en persona al tal Francisco de Olaso, esposo de una tal
Catalina de Ayala, de la que tampoco habían oído hablar. Tampoco aparece ningún
Francisco de Olaso en ningún documento de esta ilustre y bien conocida familia
vasca, ni siquiera en la nómina de bastardos reconocidos de la familia.
En 1551 se concluyó un pleito donde quedó manifiestamente claro que los citados
hermanos Luis y Francisco Olaso habían comprado a testigos falsos por todos los
alrededores de Santo Domingo de la Calzada, Cirueña, y Manzanares entre otros,
para intentar demostrar que alguien había visto alguna vez por Santo Domingo al
primer Olaso y a su primera esposa. En una primera sentencia se condenó a dos
de estos falsos testigos presentados por los hermanos Olaso a destierro, y a
ser paseados por Valladolid con una soga de esparto al cuello sobre sendas
bestias de albarda, con de voz de pregnero para mayor vergüenza pública. La
villa de Paredes, contra quienes litigaban los hermanos que querían demostrar
su falsa hidalgúía, solicitó que la pena se endureciese para los falsarios, y
qué menos que azotarlos y arrancarles los dientes. Sin embargo en la sentencia
definitiva, y para mayor verguenza de la justicia, los jueces los absolvieron y
liberaron de la cárcel. Siete añós más tarde Luis Olaso consiguió que su falsa
hidalguía fuese reconocida en la Chancillería de Valladolid, tras presentarse
en persona en Elgóibar y suponemos que sobornar a otros testigos ancianos
descendientes de los señores de la casa de Olaso. Desde entonces la familia
Olaso establecida en Paredes fue reconocida como hidalga e incluso emparentó
con otras familias, como los Valdespina y los del Nero, que sí habían podido
probar su nobleza de sangre con pruebas irrefutables y sin recurrir a sobornos
ni testigos falsos.
Escudo en el interior de la
capilla, donde se aprecia las cinco panelas sobre fondo dorado
propio de la familia Olaso