domingo, 29 de junio de 2025

El duque de Rivas, autor de don Álvaro o la fuerza del sino, desciende de Autillo

A muchos nos sonará de nuestras clases de Literatura la obra literaria Don Álvaro o la fuerza del sino (1835), del Duque de Rivas, por ser precursora del Romanticismo en España. Pues resulta que su autor desciende de Autillo, como demuestra el siguiente artículo de Erik Reynoso:

Duque de Rivas 


"Hola, hidalgos y escuderos
de mi alcurnia y mi blasón,
mirad, como bien nacidos,
de mi sangre y casa en pro.

"Esas puertas se defiendan
que no ha de entrar ¡vive Dios!
por ellas, quien no estuviere
más limpio que lo está el sol,

"No profane mi palacio
un fementido traidor
que contra su rey combate
y que a su patria vendió.

Pues si él es de reyes primo,
primo de reyes soy yo,
y conde de Benavente
si él es duque de Borbón.

"Llevándole de ventaja,
que nunca jamás manchó
la traición mi noble sangre,
y haber nacido español."

 

Así escribió don Ángel de Saavedra, Duque de Rivas, famoso poeta y político, en “Un castellano leal”. Nadie sabía cómo el Duque de Rivas descendía de los Reinoso y tenía sangre autillana. Jamás se había publicado al respecto así que es un tema completamente nuevo. Bueno, yo sí sabía puesto como varios saben, he pasado largos años adquiriendo manuscritos, fotografías y otros objetos de nuestra familia haciendo la colección particular de los Reinoso más grande hasta hoy.

Al punto. Hace varios años cuando adquirí un magnífico testimonio manuscrito que pertenecía al estado de la duquesa de Rivas, madre del poeta, donde reclamaba tierras en Guadalajara por muerte de su pariente Juan de la Cámara y Reinoso.

 

 La portada dice “Testimonio del pleyto seguido sobre la sucesión del Mayorazgo que fundaron Dn. Diego y Dña. Petronila Reynoso su mujer con inserción del auto definitivo a favor de la Exma. Sra. Duquesa de Rivas et comprende la posesión tomada a nombre de S.E.”

 

El voluminoso testimonio es una joya porque aparte viene incluido un gran árbol genealógico dibujado así como los traslados de bautismos, matrimonios y testamentos, etc que dan fe de cómo la duquesa de Rivas descendía de los Reinoso.

En forma resumida va de la siguiente forma:

 

-          Pedro de Reinoso y Escobar, señor de Autillo. Casado en primeras nupcias con María de Herrera y segundas con María Sánchez de Vozmediano. Sucedió a sus padres como Señor de Autillo de Campos por confirmación del Rey Don Enrique IV. Tuvo casas y bienes en Sahagún que vendió el 16 de diciembre de 1461 a D. Fadrique Enríquez de Mendoza, Almirante de Castilla. 

 

-          María de Reinoso. Nació hacia 1460. Casada con Álvaro de las Alas, comendador de Guaza de Campos en el partido de Frechilla. Don Álvaro era vecino de Autillo desde por lo menos el año 1484. El 7 de abril de 1491 se encuentra en Roma cuando se le otorga un perdón -posiblemente a raíz de los pleitos sobre la encomienda de Guaza- a instancia de Don Enrique Enríquez, Mayordomo Mayor del Rey y del Consejo Real.

 

-          Diego de Reynoso y de las Alas, nació hacia 1510, vecino y regidor de la ciudad de Guadalajara. Testó en la misma ciudad el 2 de abril de 1550 ante Melchor de la Torre, escribano. Casado con Petronila de Reynoso, su sobrina, la cual casó en segundas nupcias con Francisco de Guzmán, regidor de Guadalajara.

 

-          Ana de Reynoso y Reynoso. Nacida hacia 1550. Murió a una edad avanzada. Fue sepultada en el monasterio del señor San Bernardo acompañando el cortejo fúnebre la iglesia y clérigos, el cabildo de abades y su hijo Luis de Guzmán y Reynoso. Casada con Hernando de Guzmán, hijo de Francisco de Guzmán y Constanza de Sotomayor.

 

-          Luis de Guzmán y Reynoso. Nacido hacia 1590. Casado con Mariana de Guzmán, su sobrina.

 

-          Magdalena de Guzmán y Guzmán. Nacida hacia 1620. Fallecida el 2 de mayo de 1661 en la villa de Madrid.  Casada con Juan de Zúñiga y Osorio, poseedor de la encomienda de la Rivera en Yucatán (México).

 

-          Luis de Zúñiga y Guzmán. Bautizado en Nuestra Señora de la Fuente (Guadalajara) el 13 de agosto de 1638. Casado el 9 de julio de 1654 en la iglesia parroquial de Santa María de la Fuente con María Felipa Tobar Valderrama y Collado. I Marqués de la Rivera, caballero de la Orden de Santiago.

 

-          Domingo Francisco Antonio de Zúñiga Guzmán y Tobar, caballero de la Orden de Santiago, contador mayor del reino y secretario de la diputación natural de Madrid, II marqués de la Rivera. Bautizado en la iglesia parroquial de San Sebastián (Madrid) el 25 de septiembre de 1660. Casado con María Francisca Molina y Camego o Caniego, natural de Molina de Aragón.

 

-          María Teresa Gertrudis de Santo Domingo de Zúñiga Guzmán y Molina. Bautizada en la villa de Madrid en la iglesia parroquial de San Martín el 15 de agosto de 1696. Casada en la parroquial de Santa María (Guadalajara) con Juan Francisco Ramírez de Baquedano y Rasa, caballero de la Orden de Calatrava, III marqués de Andía.

 

-          Juan Antonio Ramírez de Baquedano y Zúñiga. Casado con Petra de Quiñones Álamo y Miranda, IV marquesa de Villasinda, VI condesa de Sevilla La Nueva.

 

-          María Dominga Ramírez de Baquedano y Quiñones. Bautizada en la villa de Madrid el 28 de junio de 1745. Casada con Juan Martín Pérez de Saavedra y Ramírez, I duque de Rivas de Saavedra, marqués del villar, Grande de España. Padres de:

-          Ángel de Saavedra y Ramírez de Baquedano. Córdoba, 10 de marzo de 1791-Madrid, 22 de junio de 1865. III duque de Rivas, Grande de España, poeta, dramaturgo, político y diplomático español.

 

Así la conexión autillana con uno de los grandes poetas españoles.

 

Nota: Muy recomendable, si quieres ver una magnífica representación de su obra don Álvaro o la fuerza del sino, en el mítico programa Estudio 1 de TVE, con casi 200.000 visualizaciones:  PINCHA AQUÍ.

 

En Estoril (Cascais), “La Costa de los Reyes” y antiguo hogar de la familia real española, a 28 de junio de 2025.

Erik Andrés Reynoso y Márquez.

Señor Caballero Divisero Hijodalgo de los Antiguos e Ilustres Solares de Tejada y Valdeosera.

 


 

 https://www.youtube.com/watch?v=eGcYMi7gKrs

 

sábado, 28 de junio de 2025

POBLAMIENTO Y POBLACIÓN DE AUTILLO

 

HISTORIA DEL POBLAMIENTO DE AUTILLO DE CAMPOS

Edad de Bronce en Autillo

No existen restos arqueológicos en Autillo anteriores a la Edad del Bronce. Pero es en esta época, que podemos redondear entre el 1500 y el 1000 a.C., cuando sabemos que se pobló por primera vez el Alto de Santa María (el cementerio de Autillo) en tres períodos sucesivos perfectamente visibles por tres franjas de cenizas paralelas, que se pudieron apreciar de forma muy nítida cuando se ensanchó la carretera del cementerio, justo antes de llegar al cruce del puente que lleva al puente de Carrenava.

Hoy en día la lluvia ha erosionado el perfil de la trinchera de la carretera, y es imposible apreciar estas tres bandas de cenizas que indican el poblamiento en tres períodos distintos del Alto de Santa María

 

La elección del Alto de Santa María para establecer el primer asentamiento de población en Autillo, obedece a las ventajas de su proximidad al río Valdeginate, y a ser el promontorio más destacado y mejor defendible a orillas del río. Si se pudiera hacer una prueba del Carbono 14 tendríamos la posibilidad de datar con precisión estos tres períodos de asentamientos humanos en la zona del cementerio.


En esta zona del Alto vemos que el asentamiento humano fue más denso entre el cementerio y la carretera que va de Fuentes a Villarramiel, buscando la ladera sur del promontorio, más caliente e iluminado que el lado norte que vemos arriba en la foto, donde en el perfil de la carretera no aparece cerámica pero sí los tres cenizales paralelos.

En esta foto se aprecia en detalle una de las líneas de cenizas con ausencia de cerámica

En la zona cercana al cementerio, en lo más alto de este promontorio natural, aparecen restos de cerámica de este período de 3.000 años de antigüedad, acompañados de otras cerámicas medievales y modernas, lo que indica que el Alto de Santa María fue de nuevo poblado hasta épocas históricas más recientes, desde hace unos 1.000 años.

Diferentes tipos de cerámicas que se hallan en la zona del cementerio. La más negra es de la época del bronce, la más antigua, y también cerámica medieval y moderna.

 

ÉPOCA VACCEA Y ROMANA

De esta época no se ha registrado ningún hallazgo en todo el término municipal, y de hecho no hay yacimientos arqueológicos a bastantes kilómetros a la redonda: Paredes, Castromocho…

Hasta la repoblación cristiana, tras la invasión musulmana, no volvemos a tener población humana asentada en nuestro pueblo. Por tanto podemos decir que entre los 2.000 años que hay entre la Edad de Bronce y más o menos el siglo IX o X, nuestro pueblo y su término fue una zona deshabitada por completo, solo ocupada por un espeso bosque mediterráneo de encinas y quejigos, y las orillas del río estarían pobladas por una vegetación natural original de sauces (mimbrajos), álamos, olmos y fresnos. A lo sumo nuestro término se utilizaría para pastoreo y zona de caza de otros habitantes de asentamientos más alejados.

Hoy en día es difícil imaginar a nuestro pueblo poblado de las especies vegetales que hoy en día solo vemos en la zona de lo que conocemos como <<monte>> en la zona de Palencia. En la actualidad tenemos que recorrer varias decenas de kilómetros para ver uno de estos árboles que en su época formaron el paisaje despoblado de Autillo y todo su término municipal actual.

Por tanto, y redondeando las fechas, entre el año 1000 a. C. y poco antes del 1000 d. C., NO HUBO POBLACIÓN EN AUTILLO DE CAMPOS.

 

ÉPOCA MEDIEVAL

Tras la invasión musulmana los cristianos volvieron a tomar el control de nuestra zona, hacia finales del siglo IX. Pero los primeros documentos escritos que hablen de Autillo y sus lugares comarcanos son más bien todos de finales del siglo X, vinculados varias veces a documentos de la catedral de León y sus posesiones. Una temprana excepción es Villa-Abarca citada en el año 916.

Por tanto es de suponer que nuestro pueblo se repobló muy a finales del siglo IX después de estar abandonado su territorio durante 2.000 años, como ya indicamos.

Muy pronto los nuevos pobladores quemaron completamente el bosque y matorral original que se encontraron al llegar al pueblo para convertirlo en tierras de labor, y especialmente en pastos para ganado ovino. En la documentación antigua ya no hay la más mínima alusión a tierras ocupadas por bosques o lugares de extracción de leña.

Los primeros repobladores de Autillo eligieron el lugar porque estaba pegado al río, y aprovecharon uno de los pequeños y escasos altos que había a la orilla del río Valdeginate. Algún autor ha señalado que la palabra Autillo viene de la corrupción de una palabra en latín medieval para designar precisamente un <<altillo>>, y bien podría ser así. Ese <<altillo>> sería lo que hoy es la calle del Castillo, el lugar más elevado del pueblo. El nombre del <<Castillo>> haría alusión a la primera zona fortificada para proteger al pueblo de posibles ataques. Los primeros autillanos, una de las primeras cosas que debieron hacer fue construir una pequeña iglesia o ermita para el culto, origen de la hoy desaparecida <<ermita del Castillo>>. Otras advocaciones del mismo nombre de la virgen del Castillo, en otros lugares de Castilla, está estudiado que tienen un mismo origen: una virgen situada en los primeros lugares fortificados de los pueblos, aunque fueran simples cercas de tapial y no de piedra, como sería el caso de Autillo, Frechilla, Fuentes….donde la piedra es un bien lejano, caro y escaso.

Si fuera cierta nuestra suposición, sería muy posible también que la primera zona tapiada del pueblo dejara una huella aún hoy perceptible en el callejero del pueblo. En infinidad de pueblos y ciudades es hoy bien patente en la trama de calles, las zonas que estuvieron amuralladas en el pasado, y las sucesivas ampliaciones de las nuevas líneas de murallas que se adaptaban al crecimiento de la población extramuros.

Si la primera zona fortificada de Autillo estuvo en la actual calle del Castillo, como ya hemos propuesto como hipótesis, tendremos que la manzana de casas a ambos lados de la calle podría señalar la primera línea de defensa de la nueva población.

Si nos fijamos en la foto de abajo, vemos señalada en amarillo un área bastante rectangular con la ermita del Castillo en la zona central señalada por una estrella. En círculo verde y amarillo se señala la torre defensiva datable hacia el siglo XIII. El hecho de que esta torre no esté en la zona señalada en amarillo o en el centro del pueblo, y sí a las afueras de Autillo, se explicaría porque cuando se edificó ya estaría buena parte del pueblo edificada, y decidieron levantarla a las afueras del casco urbano. Lo mismo pudo suceder con la iglesia de Santa Eufemia, como ya veremos, y que está señalada con un elipse de color morado.

 

Sabemos que tras la repoblación se construyeron otros lugares de culto, otras pequeñas iglesias en nuestro término de las que tenemos constancia documental muy antigua: iglesia de Santa María, de San Vicente (dependiente del monasterio de San Isidro de Dueñas), la ermita de Nuestra Señora de Vega, ermita de San Pedro…. Curiosamente en la documentación más antigua no se cita nunca a la iglesia de Santa Eufemia, lo que sugiere que al menos en 1345 quizás aún no existía como una iglesia de relevancia[1].

No se conoce el número de vecinos que pudieran tener los pueblos de la provincia de Palencia a mediados del siglo XIV, pero sí que podemos saber de forma indirecta la importancia relativa de población entre ellos. Lo podemos intuir gracias a una estadística del obispado de Palencia del año 1345. 


Autillo pertenecía al arciprestazgo de Paredes de Nava, que estaba dentro del arcedianato de Campos. Los prestes eran los curas por debajo de la categoría del párroco, y junto a los diáconos y subdiáconos pertenecían a las órdenes mayores. Mientras que a los «graderos», que pertenecían a las órdenes menores, se les encomendaba abrir y cerrar las puertas de las iglesias, tocar las campanas, sostener los libros a los oficiantes y leer o cantar en algunas celebraciones, limpiar los altares y las iglesias, servir el vino y agua en las misas y llevar los cirios en las procesiones. Los graderos debían también estar tonsurados, se les permitía casarse, pero también percibían rentas de la iglesia por su trabajo. Por tanto la labor del gradero era bastante similar al de sacristán, cuyo requisito mínimo era tener unos 11 años, saber leer y cantar. Mientras que los curas debían tener más de 25 años, los diáconos 20 y los subdiáconos 18 años. Tanto los que disfrutaban de tener las órdenes mayores como las menores, gozaban de rentas, tribunales de justicia propios, así como de exenciones fiscales y militares. Por términos generales, los curas recibían una ración y media, los prestes una ración, los diáconos la mitad que el cura (3/4 de ración), los subdiáconos la cuarta parte de la ración y los graderos la sexta parte.

En la siguiente tabla ponemos en comparación el número de curas y el número de los que cobraban los sueldos o raciones para hacernos una idea del tamaño relativo de nuestro pueblo respecto a los lugares comarcanos de Autillo.

Lugar

Nº de prestes (curas)

Raciones (sueldos)

Autillo

5

8,5

Frechilla

6

9

Herrín

3

Casi 5

Guaza

3

4,25

Abarca

2

3,25

Fuentes de Nava

10

18

Mazuecos + Arenillas

4

7,25

Castromocho

10

15,5

Villarramiel

5

8,5

Mazuecos

2

3,25

Grijota

7

10,5

Mazariegos

4

6,5

Reinoso

2

4

 

LLEGADA DE FERNANDO III AUTILLO

Cuando llegaron doña Berenguela y el futuro rey Fernando a Autillo en 1217 se debieron encontrar una pequeña iglesia o ermita en el interior del pueblo, en el centro de un primer núcleo defensivo, quizás del siglo X, que pronto se quedó pequeño y obligó a sus vecinos ampliar sus casas como mínimo hasta lo que hoy conocemos como el Palacio, actual torre junto al nuevo ayuntamiento. Don Gonzalo Rodríguez/Ruiz Girón, mayordomo del rey, era en 1217 el poseedor en régimen de tenencia[2] de la nueva torre defensiva que se construyó a las afueras del pueblo, ya que el rey Fernando III no le concedió el pleno señorío de Autillo hasta cuatro años más tarde, en 1221. El acto de proclamación se haría junto a un lugar sagrado, al aire libre, ya que se debió hacer ante cientos de personas, como eran soldados, cortesanos y habitantes del pueblo. Junto a ese lugar debió haber un olmo, y ya hemos comentado que en este siglo XIII, tanto en Francia como en Castilla o en Vizcaya, estos viejos y frondosos árboles, se asociaban a actos públicos solemnes.

No sabemos si la ermita del Castillo estaba construida en época de San Fernando, o si se construyó precisamente para conmemorar el acto de la proclamación de un rey bajo un olmo. En cualquier caso sabemos que los olmos son árboles centenarios y durante mucho tiempo sirvió como recuerdo del lugar exacto de la proclamación.

Sabemos también que en el testamento de la señora de Autillo, doña Inés Alfonso de la Cerda, el 19-5-1354, ordena dar una vestimenta valorada en 200 maravedís a <<Santa María del Castiello de Autiello>>, lo que demuestra que esta ermita ya existía al menos desde mediados del siglo XIV, 137 años después de la proclamación del rey Fernando. Quizás el olmo aún estuviese en su sitio por esas fechas, o los más viejos lo podían recordar u oír de sus padres. Los más viejos del lugar nacieron o vivieron en la época en la que se escribieron las diversas crónicas alfonsíes que narran los sucesos de Autillo.

El primer escrito que asocia la ermita del Castillo a la proclamación de san Fernando, no es el famoso del Diccionario de Pascual Madoz de 1855, y que es el que recoge la placa en azulejo que se colocó el 14-3-2025. La primera referencia es de 1616 de la mano de fray Gregorio de Alfaro, primer biógrafo de don Francisco de Reinoso, obispo de Córdoba (1534-1601). En ella dice (pág. 2) lo siguiente: <<…y dice la misma Historia General que sucedió esto en Otiello debajo de un olmo. Y hasta hoy ha quedado memoria de este notable hecho, una ermita que se llama Nuestra Señora del Castillo>>.

Por tanto, ermita y proclamación están unidas y atestiguadas documentalmente desde 1616 y corroborado por Madoz en 1850, donde aún era visible un escrito en letras de oro donde decía que en ese preciso sitio y en ese preciso lugar se había proclamado rey por vez primera a Fernando III.


 Placa colocada el 14-3-2025 que señala el lugar exacto donde se hallaba la ermita del Castillo en la calle que lleva su nombre

 

LAS CONSTRUCCIONES EXTRAMUROS

Los agricultores del lugar de Autillo saben perfectamente que hay zonas específicas donde aparecen abundantes restos de tejas, ladrillos y cerámica de uso doméstico. Así por ejemplo hay un término conocido como los Cascajos o los Cascajares por la abundancia de estos “cascajos”, que se prolonga hacia el término denominado de la Cuesta. También nos encontramos restos de construcción cercano al Palacio en dirección al río. Son materiales muy similares de época medieval y moderna, que indica que en esta época se construyó allí una casa o un pequeño caserío aislado y apartado de los muros del pueblo. A mediados del siglo XVIII, que es cuando Autillo alcanzó su máximo pico de población con unos 850 habitantes, sabemos que había una pequeña barriada de casas en los Altos de Santa Eufemia. La existencia de estos restos de edificaciones hizo pensar a los más imaginativos que el pueblo en la antigüedad tenía unas extensiones colosales, alimentada por la falsa leyenda de que Autillo tuvo título de ciudad con el nombre de Autela. Todo eso no eran más que invenciones que nos contaban a los niños y creíamos a pie juntillas. Ni un solo documento habla de esa inexistente Autela, y mucho menos que fuese ciudad, cuando en realidad el título de Autillo siempre fue el de <<villa>>, con todo lo que tal título conllevaba, pues al menos no era ni lugar ni aldea dependiente de otra localidad de mayor entidad. Valladolid fue <<villa>> hasta finales del siglo XVI, y solo cuando fue ciudad, y se segregó del obispado de Palencia, pudo tener obispo propio.

 

LOS CENSOS HISTÓRICOS AUTILLANOS

Año

 

1528

Censo de Pecheros de Carlos I. Había 113 vecinos pecheros, equivalentes a unos 452 habitantes. A los que habría que añadir unos 5 clérigos aproximadamente y una familia de hidalgos, los Reinoso, señores del pueblo. Todo ellos sumarían unos 119 vecinos, equivalentes a unos 476 habitantes.

1591

Censo de Felipe II. Había 160 vecinos pecheros, más 7 vecinos eclesiásticos seculares (curas). No había en este momento ningún vecino hidalgo, lo que supone que en esta fecha la familia Reinoso ya no vivía en el pueblo, pues se habían trasladado a Valladolid y Palencia. Estos 167 vecinos equivalían a unos 668 habitantes.

1712

Vecindario de Campoflorido. Se realizó con fines tributarios en el contexto de la Guerra de Sucesión Española en la época de Felipe V. En él se nos dice textualmente: <<Autillo. Consta esta villa de 115 vecinos y medio, inclusos 23 pobres y 17 viudas, que hacen 8 vecinos y medio, y quedan fuera 5 mendicantes y 1 vecina hidalga>>. Estos 115,5 vecinos equivaldrían a unos 462 habitantes.

1752

En el Catastro del Marqués de la Ensenada, a la pregunta nº 21 de sus Respuestas generales se dice textualmente: <<Que esta villa se compone de 186 vecinos seglares, inclusas dos viudas por un vecino, y mas hay 9 eclesiásticos: los 7 beneficiados y los 2 capellanes sirvientes. Y que en esta villa no hay casa de campo ni alquería, mas que de las huertas, cuyos habitadores van insertos en los arriba expresados>>. Luego en la pregunta nº 22 se dice que en Autillo había 203 casas habitables, 2 inhabitables y 3 solares.

 

En las Respuestas Particulares de este Catastro se especifican los habitantes de cada casa, una por una, y si la memora no nos falla, contabilizamos en el año 1991 unos 853 habitantes, que divididos por las 203 casas habitadas, nos salen de media a 4,2 habitantes por cada una de ellas, o también 4,37 habitantes por vecino.

1768

Censo de Aranda

1787

Censo de Floridablanca

1797

Censo de Godoy

1857

Primer censo con criterios modernos no fiscales.

 

 

APÉNDICE GRÁFICO



Censo de 1712. Vecindario de Campoflorido:



Por Marcial Castro Sánchez

                                                                                        Granada, 28 de junio de 2025 



[1] En las obras de restauración de la iglesia de Santa Eufemia, a mediados de los ochenta del pasado siglo, apareció al menos un sepulcro de piedra antropomorfo que indicaría que allí había sido lugar de enterramiento poco después del repoblamiento de Autillo. No sabemos si será casualidad, o no, que en las dos provincias de Palencia y Valladolid solo hay tres iglesias dedicadas a Santa Eufemia, y una de ellas estaba en el despoblado de Arenillas, junto a la ermita de Mazuecos. Arenillas era el lugar de origen de los Reinoso cuando por matrimonio se hicieron con el señorío de Autillo hacia 1409. ¿Podría ser que la parroquia de Autillo se trasladó desde la vieja iglesia de Santa María hasta la nueva iglesia de Santa Eufemia en el siglo XV, y el nombre de Santa Eufemia como titular vino desde Arenillas vinculado a la familia Reinoso? Por otro lado, si en el siglo XV se decidió hacer una nueva iglesia (la anterior a la actual) se explicaría que se tuvo que edificar también, por razones de espacio, a las afueras del pueblo.

[2] La <<tenencia>> significaba que el rey le podía conceder el disfrute de un territorio o de un castillo a un noble vasallo, sin perder por ello la propiedad del bien cedido, todo a cambio de favores y de apoyos mutuos.


El duque de Rivas, autor de don Álvaro o la fuerza del sino, desciende de Autillo

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